Wednesday, March 28, 2012

EsTROJANdo la Mondarina


Cordial Málvaro,

acabo de volver de la visita a la fábrica de TROJAN® Brand Latex Condoms en Madrid, abierta apenas hace dos semanas, como cierto bivalvo selenita que le será a usted familiar, y he quedado profundamente complacido de la exquisitez en el trato de estos envoltorios penales por parte de los trabajadores de dicha fábrica; es por eso que quiero agradecerle a usted y a su chica que me regalaran los dos tickets de que disponían para esta excursión. Obviamente me acordé de usted y de su recién adquirida cónyuge de hecho, M. Mand, poeta elástica, perfumada y, a buen seguro, de buen sabor. Me fue, ya digo, genial en la fábrica; el manejo de las gomas, los modelos de falo, la aséptica suntuosidad de las cadenas de montaje, las salas de aromatización, enjuague y prueba de resistencia a los fluidos despertaron en mí la inspiración antes adormilada (/sedada/anestesiada) y han sido los responsables de que ahora le dedique esta misiva a modo de Epístola de San Pablo a usted y a su poetisa meretricia.

En medio de la reunión del grupo de Análisis de Recepción del Producto, a la que nos invitaron a asistir a los portadores del ticket VIP, del que me proveíste con tanta generosidad, uno de los asistentes comenzó a probarse la gama de condones de frutas del bosque (un sabor para cada baya, o viceversa) delante de todos los asistentes, ante la mirada atenta de unas y aterrorizada de otros (el miembro era prodigioso). Después de aquel simpático incidente, nos (¿no le intriga saber quien es mi particular M. M.?) condujeron a todo el rebaño a la salida, como consecuencia, quizás, del paro cardíaco que sufrió la visitante de más avanzada edad. Me acordé, por puro y lamentable contraste, de su propio colín, Crítilo, que acerté a vislumbrar diestra y sigilosamente en aquellos urinarios públicos del Libertad 8, tras el recital de su nínfula crápula y exuberante. 

"Estamos ante una de las fábricas de barreras para el esperma y los patógenos de las ETT más grande y eficiente de Europa", no paraba de afirmar la guía del tour (durante la visita, antes del test in situ del dotado visitante [el cual, dicho de sea de paso, fue obligado por la directora de la fábrica a quedarse a cumplimentar un formulario en su despacho]), que llevaba puesto, como todos nosotros, un traje de protección e higiene blanco, con su pertinente gorro de redecilla para evitar que algún que otro cabello cayese en, por ejemplo, la solución química que provee a los globitos del amor de esa textura suave y acariciable tan característica de TROJAN®. Era el momento, como decía en el párrafo anterior, de abandonar la fábrica de TROJAN® Brand Latex Condoms, aunque no sin antes recibir dos cajas de treinta y seis condones TROJAN®, que pienso utilizar (¿sigue sin carcomerle las entrañas la identidad de mi apuesta y joven y fragante y dorada concubina?) en los próximos cinco años (tal es su vida útil) y, out of generosity, regalarte (al menos en parte). Lo menos que podía hacer era esto, ¿verdad, penpal

No me olvido de nuestras conversaciones, Cráculo, pero le veo tan embebido en las mieles mondadas de su poetisa-peluche que llego a pensar que a usted ya solo parece interesarle su  clítoris rimador (el de ella) y que nuestras, gloriosas por mi parte y esforzadas por su parte, batallas dialécticas ya no le aportan más que quebraderos de cabeza. Amor, amor, amor, le ha anegado el corazón (¿me creería si le dijera que mi acompañante era una institutriz, una lumia, una hetaira, una puta como la copa de un pino [y perdone mi lenguaje]?). Busque en su interior, porque ya no es usted el mismo, y créalo, me llena de pene, se lo digo con total sinceridad, y espero que usted recobre el hábito conversador y tertuliano a la mayor brevedad posible: la sociedad nos necesita (además estaba usted mejorando sus técnicas retóricas y sus argumentos).

Oh, se me olvidaba: a ti y a tu mondarina os he dejado un mensaje encriptado en esta carta (además de manchas de lubricante TROJAN®), cuya clave descansa en la primera letra de cada frase; con esto se despide su bromista experto en profilaxis Julien Hondervo (a.k.a. Domador del verbo).

2 comments:

  1. Señor Hondervo, este repentino arranque de vulgaridad en sus misivas me llena a mí, Torque Beksinski, natural de Villalibre de la Jurisdicción, de un extraño y placentero asco. Su mensaje oculto hará pensar a su público que se trata usted de otro charlatán grosero, current and molient, y no el reputado literato que algunos creímos ver en su persona. No obstante, me uno al to(r)que de atención a su colega Crátulo: cesen ya de departir sobre meretrices y profilácticos, no es tema propio de caballeros (aunque hay quién sostiene que no existe otro tema más propio de caballeros, o aun que se trata del único posible). Rectifiquen, se lo ruego.

    Un besito,

    Torque Beksinski

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  2. Al mismo tiempo de gran necesidad, ni un trozo de piel, que es de todas las cosas, pero en desacato.

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